El dragón tragón
Soy Casimiro,
el dragón comelibros.
Me pirra el verso
y lo como en exceso,
aunque una buena novela
me haga perder la cabeza.
Es tal mi pasión por la lectura
que, a mi paso, ya nadie se chamusca;
pues lo que yo escupo son letras
y eso nunca a nadie quema.
En el mundo de los dragones
no tenía muchos amigotes:
no expulsar fuego y humo
no estaba bien visto en absoluto;
así que abandoné Dragonlandia
antes de terminar la secundaria.
Y aparecí, ya ve usted, en este lugar
lleno de libros a reventar,
en el que este dragón glotón
lleva ya diez años haciendo el remolón.
¡Y es que no hay mejor compañía
que una buena librería!
Daniel Montero Galán
Madrid, 1981.
Daniel Montero Galán nació de una forma prematura, a la temprana edad de cero años. Su cabeza siempre estuvo llena de pajarracos. Con la edad se iban reproduciendo, y a estos se les fueron sumando todo tipo de criaturas, haciendo un gran estruendo entre graznidos, gruñidos y alaridos, así que decidió trasladarlos al papel para acallarlos.
Mantiene un pacto con sus dibujos: ellos viven gracias a él y él vive de ellos. A causa de esta simbiosis, más de una veintena de libros ilustrados a sus espaldas dan la cara por él para atestiguar que lo suyo es vivir del cuento.
Ilustrador autodidacta, tonteólogo locurrente, experto en Zooilógia, soñador insomne, creador compulsivo. Juega con todo lo que tiene al alcance de su mano o de su boca.
Día a día, y alguna que otra noche, sigue perfeccionando formas espiraloides y rectiformes para mantenerse en forma sin perder las formas. La acuarela compite con el rotulador por tener un papel protagonista sobre sus cartulinas.
ilustrador@danielmonterogalan.com
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